Si hay algo que me gusta, es viajar (no os habéis dado cuenta, no?).
De este viaje ya hace un tiempo, pero no podía dejar de compartirlo.
Fue otra de las capitales europeas que visité el verano de 2015, un verano que dio mucho de sí.
Desde el primer minuto que pisé Croacia, me pareció un país apasionante. Los edificios son el reflejo de la historia que ha vivido; unos deteriorados, con indicios de haber sufrido las consecuencias de la guerra, y otros renovados, como si no hubiera pasado nada.
Es una ciudad pequeñita, pero con edificios muy bonitos y con una gente encantadora.
Llegamos una tarde de verano de mucho calor sin saber muy bien como llegar al hotel. Preguntamos a una señora (que se desenvolvía muy bien en inglés, por cierto!) y fue super amable acompañándonos andando para enseñarnos el camino. En el breve paseo, fuimos manteniendo una conversación sobre lo bonito que es España, qué maja!
Yo me quedé encantada con la ciudad, y con la "marcha nocturna". Daba gusto salir a cenar y ver que las calles estaban llenas de gente cenando en terrazas (vamos, como en España!).
Como siempre, os invito a visitar la ciudad con imágenes:
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