Lo de meternos unos cuantos kilómetros a las espaldas, es una práctica que en mi familia gusta; y aunque resulta una paliza, un viaje en coche permite visitar lugares diferentes y más a desmano (entiéndase por "desmano", aquellos destinos peor comunicados, es decir, a los que para llegar necesitas mil horas y mil trasbordos).
Mis vacaciones de verano dieron mucho de sí (como podéis ir comprobando por los diferentes posts), y entre los lugares increíbles que visité, la zona de las costa croata y eslovena me dejó con la boca abierta.
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