No se porque mucha de la gente que conozco insiste en que Bruselas en una ciudad fea; la primera vez que estuve (hace más de cuatro años) me gustó y este año que he vuelto todavía me ha gustado más.
No es que sea una ciudad muy grande, pero tiene cosas muy bonitas, y pasear por las calles llenas de tiendas de chocolate es de lo más placentero (por lo menos para mí que soy chocolateadicta).
Bruselas se encuentra a menos de dos horas en avión de Zaragoza, y encima sale muy barato ya que la compañía aérea que cubre el trayecto es Ryanair. Una vez que se aterriza en Charleroi (aeropuerto de bajo coste de Bruselas), hay autobuses que conectan el aeropuerto con la capital belga.
Esta vez mi viaje fue distinto. Ya había visto la mayor parte de la ciudad, así que me tomé con más calma todo e intenté fotografiar la parte menos turística de la ciudad (y los pequeños detalles):
¿Sabías que Bruselas es la capital europea del cómic? Tintín, Lucky Luke, Spirou o los Schtroumpf (los Pitufos), son algunos de los personajes de cómic que ha visto nacer la ciudad.
Los museos y murales dedicados a ellos están presentes por toda la ciudad:
Otra de las señas de la capital belga, es el Manneken Pis (o niño que mea). Pero... ¿conocéis a la Jenneke Pis o al Zinneke Pis? Están algo más escondidos y no hay un montón de turistas a su alrededor, así que cuesta algo más encontrarlos:
Jenneke Pis |
Zinneke Pis |
En esta visita, tuve la suerte de poder entrar al Parlamento Europeo (la suerte de conocer a alguien que trabaja allí) y hacer algunas fotos desde dentro:
Vistas desde el Parlamento Europeo) |
Parlamento Europeo |
Instalaciones |
También pude deleitarme con algunos dulces (con otros tuve que conformarme con hacerles la foto):
Hot Chocolate |
La Belgique Gourmande |
Gofres |
Macarons |
Merengues |
Mucha gente aprovecha su estancia en Bruselas para visitar Gante y Brujas, pero ya había estado la otra vez, así que me emperré con ir a Amsterdam.
Hay bastante frecuencia de trenes que salen desde La Gare du Midi de Bruselas hasta la Estación Central de Amsterdam, y el precio es asequible si se coge con algo de antelación.
Tenía muchas ganas de ir a Holanda, y en concreto de ver Amsterdam. Las expectativas eran tan elevadas... que me llevé algo de desilusión.
Para empezar, estaba abarrotado de turistas, no había quien andará por la calle; y para terminar, mi poca costumbre con los ciclistas hizo que me pusieran los nervios de punta, no sabía en que momento me iba a arrollar una bici (o un tranvía).
Pero aun así, conseguí que me gustara.
Canal |
Cómo no, una bici! |
Canal |
Candados en un puente |
Tulipanes |
Un Zueco |
Una de las cosas que quería ver en Amsterdam, era una bicicleta llena de patitos de goma que adorna la entrada de una tienda. La había visto en fotos y me volví loca buscándola. En ningún sitio en el que aparecía la foto, ponía el nombre de la calle en la que estaba, así que pensaba que no la encontraría.
Un poco de humor en los maceteros |
Una de las cosas que quería ver en Amsterdam, era una bicicleta llena de patitos de goma que adorna la entrada de una tienda. La había visto en fotos y me volví loca buscándola. En ningún sitio en el que aparecía la foto, ponía el nombre de la calle en la que estaba, así que pensaba que no la encontraría.
Cuando paramos a comer, se nos ocurrió preguntarle al camarero (le enseñamos una foto que había descargado) y se echó a reír nada más verla. Casualmente, el chico vivía en esa misma calle y sacaba la basura justo al lado de la bici, que casualidad!
Esta es la dichosa bici:
Esta es la dichosa bici:
La vuelta a España fue bastante dura. Las horas intempestivas de los vuelos baratos (8 de la mañana) y nuestro espíritu "mochilero", no llevaron a
Ahora, ya pienso en el siguiente destino.
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