Uno de los lugares que visité este verano fue Eslovenia, ese país que pasa inadvertido y tiene frontera con Austria, Italia, Hungría y Croacia.
Aprovechando que no estaba muy lejos de la zona de Alemania donde me encontraba, pusimos rumbo a Eslovenia (3 horitas en coche) para descubrir un país precioso.
Las carreteras dejan un poco que desear. Llegando a la frontera entre Austria y Eslovenia el tráfico es más lento y hay un túnel larguísimo en el que no dejan entrar a muchos coches de golpe, así que toca esperar a la entrada.
Otra de las desventajas de ir en coche es el coste de los "peajes" de Austria y Eslovenia.
Quitando el "momento coche", el resto merece la pena.
La primera parada fue Liubliana, una cuidad que me sorprendió mucho. Es muy pequeñita (de hecho fue lo que más me sorprendió, que la capital de un país pudiera tener más aspecto de pueblo que de ciudad), pero tiene algo especial. Los edificios, puentes y plazas le dan un carácter imperial que me recordó mucho a alguna ciudad austriaca (quizás todavía le queda algo de la influencia de Impreio Austrohungaro).
Sus habitantes le llaman La Ciudad del Dragón, y es este animal mitológico el símbolo de la ciudad (presente en algunas esculturas).
Puente de los dragones |
Está atravesada por el río Ljublianica, quien le da su nombre, y a lo largo de él se levantan varios puentes que lo cruzan.
Río Ljublianica |
Uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad es el Castillo de Liubliana, que domina el centro de la ciudad desde lo alto de una colina.
Castillo de Libliana |
Es un ciudad con mucho ambiente y después de estar un tiempo en Alemania donde el carácter su gente es más reservado, ver las calles y los bares abarrotados de gente, daba gusto!
Una cosa curiosa que llama la atención nada más llegar a la ciudad son los zapatos colgados de los cables de luz. Parece ser que es una tradición importada de EEUU y que tiene que ver con la rivalidad entre bandas urbanas, aunque hoy en día es más bien una "gracia" ya que la capital eslovena es una de las ciudades más seguras de Europa.
La segunda parada fue Kranj, una ciudad situada a 20 km al norte de Liubliana. Es la cuarta ciudad más grande de Eslovenia (si Luibliana es pequeña, imaginaos esta ciudad...) y posee un casco antiguo medieval.
Por último, una parada en el Lago Bled antes de volver a casa.
Es un lago precioso con una isla en medio (la Isla Bled) en la que se encuentra una Iglesia construida en el siglo XV.
Alrededor del lago, hay embarcaderos con barquitas que llevan a la isla y algunos hoteles y cafetearías turísticas.
Este verano he podido comprobar lo mucho que gusta en Europa el veraneo en los lagos.
En España estamos muy acostumbrados a darnos chapuzones en la playa (no nos falta mar) y tal vez no tenemos tanta "cultura de lago" (no quiero decir que no vayamos a bañarnos a los lagos, pero no es algo que esté tan extendido y desde luego no tenemos tanto despliegue de infraestructuras alrededor de ellos), pero por algunos países europeos los lagos son lugares de veraneo en toda regla.
Después de esta escapadita a Eslovenia, me quedé con ganas de ver más cosas de este maravilloso país, así que queda pendiente volver y poder visitar todo lo que me falta: el Parque Nacional Triglav, las cuevas de Postojna, las Salinas de Secovije...
Supongo que después de leer el post, no hace falta que os diga que es un sitio super recomendable, no?
Qué tengáis un buen comienzo de semana!
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